Remington Steele: Comedia, intriga y romance por la que no pasa el tiempo
19 marzo 2014
Una de mis series preferidas de la infancia era “Remington Steele”,
me gustaba tanto que incluso cuando mis padres me llevaron a ver mi
primera película en pantalla grande, por si alguien tiene curiosidad fue
“Indiana Jones y la Última Cruzada” (Indiana Jones and the Last
Crusade), cuando solamente tenía siete años, me dio una rabia tremenda
perderme el episodio porque no, no teníamos vídeo por aquel entonces.
Corría el año 1989, la serie ya había
finalizado en Estados Unidos dos años antes y se había estrenado en
TVE-1 en 1986, el año de su cancelación. Recuerdo que la emitían los
sábados por la tarde y que seguro que a toda niña nos gustaba el señor
Steele porque hay que reconocer que si había un guapo en los años 80 en
la pequeña pantalla ese era Pierce Brosnan a quien el tiempo no ha hecho
demasiada justicia, pero ese es otro tema, vayamos al principio.
Creación:
La idea inicial la tuvo
el director Robert Butler en 1969, y lo que se le ocurrió era que la
protagonista fuera una detective privado. Lo comentó con el entonces
presidente de MTM, Grant Tinker, pero este le dijo que la idea estaba
adelantada a su tiempo. Claro que dado el éxito de series con mujeres
independientes a la cabeza, Tinker contactó con Butler en 1980 para
recuperar su idea. Como estaba incompleta, le juntó con Michael Gleason a
quien se le ocurrió queel jefe de la protagonista apareciera de repente
y la sacara de quicio.
Así nació “Remington Steele”
aunque la NBC, cadena a la que se la quisieron vender no la aceptó.
Claro que cuando Tinker cogió las riendas de la misma la historia cambió
y se emitió un piloto que con unas cuantas revisiones se convirtió en
el arranque de la serie bajo el nombre de “License to Steele” (Licencia
para Steele), el 1 de octubre de 1982.
Protagonistas:
Desde que la veía de pequeña, hasta
algún revisionado posterior cuando la emitieron en las autonómicas, y
más ahora con ojos de adulta, reivindiqué y reivindico a Laura Holt como
protagonista de la serie. No porque el nombre de Stephanie Zimbalist
apareciera primero, al fin al cabo Pierce Brosnan era un completo
desconocido en Estados Unidos cuando le contrataron, sino porque a pesar
de que el señor Steele tuviera ideas, sobre todo relacionadas con
argumentos de películas, Laura era la verdadera detective, la que muchas
veces acababa resolviendo la intriga de turno sin palabrería de más.
Además ¿habéis visto en televisión a alguna otra mujer correr tanto en
tacones como Stephanie Zimbalist? Laura Holt era una heroína con derecho
propio, cada dos por tres estaba en peligro, se escapaba de los malos
muchas veces sin ayuda, corría que se las pelaba y encima siempre tenía
la pistola en la agencia.
Ahora, indudable es el gran equipo que
formaban. Según he leído, Stephanie Zimbalist no tenía claro si aceptar
el papel, y dudaron en contratar a Pierce Brosnan pero afortunadamente
la primera cambió de idea y aceptaron al segundo.
Laura Holt era una mujer independiente,
amante de su trabajo, disciplinada en todo lo que hacía y obstinada, sí.
Remington Steele era su invención, un jefe masculino para que
contrataran a su agencia cuando se estableció sola, un jefe creado con
las características del hombre de sus sueños, que un buen día se le
apareció en persona. Claro que no cumplía al 100% dichas características
y ni siquiera tenía un nombre. Pero Laura acabó aceptándole a su lado
por el bien de su agencia.
La tensión sexual no resuelta se palpaba
en el ambiente a pesar de que ya en el piloto, Laura y Remington se
besaron. Vale, era la típica escena de alguien viene ¿qué hacemos? Beso
al canto, pero se besaron. Pero a pesar de tontear continuamente, de
forma elegante siempre, la relación amorosa de ambos nunca fue fácil,
sobre todo por los secretos de él y porque ella no se acababa de fiar.
Y tendrían sus roces como ambos han
contado y como siempre se ha dicho, pero lo cierto es que Stephanie
Zimbalist y Pierce Brosnan tenían una química impresionante y que
Remington era la horma del zapato de Laura.
Ahora, a pesar de que ella no estuviera en la primera temporada, la tercera pata de “Remington Steele”
fue, sin duda alguna, Mildred Krebs. En la primera entrega Laura tenía
un compañero detective en la agencia, Murphy Michaels (James Read),
quien también era su amigo, y una secretaria, Bernice Foxe (Janet
DeMay). Al finalizar la primera temporada James Read le dijo a Michael
Gleason que no estaba contento con el rumbo de su personaje y Gleason
decidió que lo mejor era prescindir de Michaels y Foxe y contratar a una
persona que cumpliera ambos roles. Pensó en una treintañera llamada
Mildred Krebs que competiría por el afecto del señor Steele con Laura
pero, a pesar de que por edad no cumpliera el perfil, hicieron una
prueba a Doris Roberts y se ganó el papel por derecho propio.
Doris Roberts entró dando vida a una
funcionaria de Hacienda dispuesta a meter a Remington Steele entre rejas
por no haber declarado nada, y tras perseguirle junto con Laura hasta
México, acabó quedándose a trabajar con ellos, como secretaria en un
principio pero como investigadora amateur también. Claro que no fue
hasta la cuarta temporada cuando supo el fraude que era su jefe al que
siempre veneraba por encima de Laura, aunque tras descubrirlo su postura
respecto a él cambió.
Cinefilia y seriefilia:
En el 98% de los episodios de “Remington Steele” el
señor Steele, gran aficionado al cine, salía con una solución
relacionada con alguna película, clásicos por los general, para dar con
la clave del caso que les ocupaba. Lo cierto es que eran unos
spoileadores pero es genial cada vez que se escucha un título, el
reparto, la productora y el año de una película. Hasta Laura aprendió y
eso que ella no era muy aficionada al cine, sino a las series como deja
claro en un episodio en el que ayuda a demostrar la inocencia del actor
de su serie preferida de la infancia a pesar de que tiene todas las
pruebas en su contra.
Comedia, intriga y romance:
A “Remington Steele” la
incluían en la categoría de drama, tal vez porque siempre había muertes,
pero lo cierto es que a la serie nunca le faltó el sentido del humor.
Los guiones estaban muy bien y siempre hubo situaciones de carcajada o
sonrisa, especialmente en las tres primeras temporadas. He de decir que
hay escenas en la primera entrega que me han parecido hilarantes cuando
las he visto en este revisionado. Los episodios en los que sale la
familia de Laura, sea su madre Abigail (Beverly Garland) o su hermana
Frances (Maryedith Burrell) y Donald (Michael Durrell), el marido de
esta.
Intriga,
toda. Se podía intentar descubrir quién era el asesino, o la asesina,
en cada episodio, aunque lo mejor de la serie era sin duda ver a sus
protagonistas en acción intentando atar cabos y sacar información, así
como salir de situaciones peligrosas y comprometidas episodio tras
episodio.
Y romance, claro. Antes hablaba de la
tensión sexual no resuelta, que claramente se iba a resolver ya en el
último episodio, pero qué relación, una de las más lentas y con más
vaivenes de la televisión. Pero a Laura le gustaba su señor Steele y a
él claramente ella, o si no hubiese volado mucho antes de irse a Londres
al final de la tercera temporada para buscar respuestas que darle a
Laura.
Mi episodio preferido:
Noventa y cuatro episodios tuvo la serie,
quitando alguno algo aburrido, todos muy entretenidos. Pero yo me quedo
con uno de la segunda temporada, el decimosexto llamado “Elegy for
Steele” (Elegía para Steele) en el que alguien a quien Laura metió entre
rejas antes de tener un jefe de carne y hueso y quien intentó
incriminar a este en el quinto capítulo de la misma temporada, el Mayor
Percy Descoine (Guy Boyd) vuelve para acabar con Laura y su “jefe” en
una hora. Un episodio vibrante de principio a fin con una huida difícil
que, claro, salvan in extremis cazando al malo.
La sintonía:
Henry Mancini compuso la sintonía
principal de la serie que el la primera temporada no fue la misma sino
el llamado “Laura Holt’s Theme” que después sonó al final de cada
episodio, y es que el la entrega original Laura era quien narraba su
historia. Después se creó la pegadiza sintonía que, salvo en excepciones
y con variaciones, sonó hasta el final de la serie.
Escenarios:
La serie se grabó en Los Ángeles y se
pudieron ver sus calles y algunos lugares como Santa Mónica o Hollywood,
aunque también viajaron varias veces a México y grabaron por Europa,
especialmente en la tercera temporada. Así hubo episodios en Malta,
Londres o Irlanda. También en Las Vegas.
Estrellas invitadas:
Muchas caras conocidas, sobre todo
después, pasaron por la serie. Entre otros la que fuera mujer de Pierce
Brosnan Cassandra Harris; el padre de Stephanie Zimbalist, Efrem
Zimbalist Jr., la citada Beverly Garland, Barry Van Dyke, Dorothy
Lamour, Jeffrey Jones, Virginia Mayo, Jane Kaczmarek, Annie Potts, A.
Martínez, Barbara Babcock, o en ese gran episodio “Steele in the Chips”
Steele en Peligro) de la tercera temporada coescrito por la propia
Zimbalist aparecieron Jean Smart, G. W. Bailey y Geena Davis.
El final:
La serie fue cancelada para dejar paso a
otras nuevas al final de la temporada 1985-1986. Michael Gleason hizo
que los protagonistas se casaran (una boda en español en un barco, todo
sea dicho) falsamente para que Norman Keyes (James Tolkan) no acabara
haciendo que echaran al señor Steele del país, porque Keyes siempre se
olió que era un fraude.
No hubiese sido un mal final, la verdad,
aunque decidieron cerrarlo mejor y así la serie logró una quinta
temporada de cinco episodios que empezó con la falsa luna de miel en
México de Laura y Remington en la que Keyes les quiso hacer la puñeta
una vez más, qué buen personaje el señor Keyes todo sea dicho, y donde
aparece Tony Roselli (Jack Scalia), personaje fijo en las cinco entregas
de la temporada y cuya historia se podría haber solventado en tres. El
final de “Remington Steele” pecó de tener pocas escenas
entre sus protagonistas y dejar a Mildred en un papel muy secundario,
dándole muchos minutos a Roselli que no tenía nada que hacer en realidad
con Laura.
Lo mejor, que al menos los daddy issues
del señor Steele se solventaron cuando se enteró de quién era su padre
en realidad. Y, claro, en la última escena nos dejan entrever que
finalmente iba a pasar lo que tenía que pasar entre Laura y Remington.
¿Y el paso del tiempo?
Hay series a las que el paso del tiempo no las perdona. No es el caso de “Remington Steele”
que sigue siendo un fabuloso entretenimiento de, como decía, comedia,
intriga y romance que no ha perdido un ápice de su calidad. Fue una gran
serie en su día dentro del género y treinta y dos años después de su
estreno sigue estando en plena forma. Hay series que merecen quedarse en
un buen recuerdo, pero hay otras que merecen revisionarse y sin lugar a
dudas esta es de esas. Hasta pena me ha dado terminarla pero bueno,
nada dura eternamente y siempre se pueden hacer más revisionados o, como
hacía antaño ver mis episodios preferidos.
Gracias Robert Butler y Michael Gleason por traer “Remington Steele”
a nuestras vidas, y no menos al tridente Zimbalist-Brosnan-Roberts por
sus geniales interpretaciones. Un clásico más que recomendable y de
revisión obligada para quienes lo disfrutaron en su día.
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