España / liquidación de la Doctrina Parot
La madre de la niña Olsa Sangrador, violada y asesinada por un beneficiario de la decisión de Estrasburgo, muestra su indignación
«Estoy
aliviada. No está rehabilitado y podía volver a pasar». Con estas
palabras respiraba «tranquila» el pasado 4 de marzo la madre de Olga
Sangrador, una pequeña de 9 años a la que violaron y asesinaron en 1992.
Ese día, el Supremo había ratificado la aplicación de la doctrina Parot
al verdugo de la menor, que permanecería entre rejas hasta 2025. Ayer,
esa paz se desvaneció para dejar paso al «enfado». «¿Dónde están los
derechos humanos de mi hija y de mi familia?», se preguntó Encarnación
Caballo desde Villalón de Campos, el municipio vallisoletano en el que
desapareció su «niña» hace ya once años, y a la que la persona que le
quitó la vida y que se beneficia ahora de la sentencia del Tribunal de
Estrasburgo, Valentín Tejero, «le hizo sufrir lo indecible».
«Olga
tenía 9 años. Acaba de hacer la comunión y tenía todas sus ilusiones»,
recordó ayer Encarnación en declaraciones a la Cadena Cope tras conocer
el fallo. «Quiero que piensen un poco en cada caso», aseguró, porque
«este tipo se la llevó», la engañó para subir a su coche y en «las
cuatro horas que estuvo viva con él» la «destrozó».
Tal y como hizo en marzo, Encarnación insistió en que Tejero «no está rehabilitado. El día que salga va a volver a hacer» lo mismo que a Olga, a la que precisamente asesinó mientras disfrutaba de un permiso penitenciario cuando cumplía condena por varios abusos. «No hay derecho», lamentó la madre de la niña, quien reclamó derechos «también» para su familia, porque «nos quitó la vida».
Tal y como hizo en marzo, Encarnación insistió en que Tejero «no está rehabilitado. El día que salga va a volver a hacer» lo mismo que a Olga, a la que precisamente asesinó mientras disfrutaba de un permiso penitenciario cuando cumplía condena por varios abusos. «No hay derecho», lamentó la madre de la niña, quien reclamó derechos «también» para su familia, porque «nos quitó la vida».